Miércoles, 13 Septiembre 2017 19:12

El jardín de niños

Miércoles 13 de Septiembre 

Dicen que el camino del infierno está pavimentado de buenas intenciones, quién sabe exactamente cuál es el origen que dio pie a esta aseveración tan lapidaria que a muchos nos deja fríos cada vez que alguien la saca a relucir, pero lo que sí podríamos hacer es complementarla diciendo que también los caminos fallidos del desarrollo y su consecuencia, el subdesarrollo, también han sido asfaltados con el mismo material, emotivo como pocos, pero poco efectivo para soportar lo que se espera de él.

 

No hay gobernante, aspirante a gobernante, gobierno o partido político, que no conceda en su discurso y en sus respectivas plataformas y programas de trabajo, una importancia prioritaria a la educación. Las declaraciones de los funcionarios de todos los niveles se llenan se cifras en las que se detalla el número de aulas construidas, el número de estudiantes en tal y cual nivel de estudios, en la proporción que el gasto educativo representa del gran total del presupuesto de egresos, y lo que usted ha escuchado las mismas miles de veces que nosotros.

Aunque también del otro lado están las promesas no cumplidas, desde el punto de vista económico está la siempre pendiente elevación del gasto educativo a un determinado porcentaje del producto interno bruto, un 7% más o menos, la misma promesa pero para la educación superior y la investigación, que es del siempre elusivo 1%, ¿Qué importa que siempre estén citando que en países como Corea del sur o Singapur este llegue al 10% y el anterior sí haya rebasado el 7%?, aquí en México sexenios van y sexenios vienen y nomás los mismos funcionarios que hablan de su denodado compromiso con la educación, no pasan de lo que toca a construir más edificios y darle prebendas al sindicato en pago a favores políticos recibidos.

Ni hablar de otras cuestiones como son el rendimiento en las pruebas nacionales e internacionales que miden la eficiencia del sistema educativo, que por más discursos e inversión, no mejora, o el abatimiento de los índices de analfabetismo, de abandono de los estudios, de no titulación, entre otros, sobre los que habría que reflexionar que tanto vale la pena ingresar y permanecer en un sistema educativo que tan magros resultados ofrece a quienes cursan estudios en él.

Y bueno, de unos años para acá, uno de los temas favoritos de los políticos y funcionarios, es referirse al nivel más tierno de todos, el que más sufragios y simpatías pueden en determinado momento acarrear al partido en el poder, es la pretensión del interés en el nivel de preescolar, que según rezan sus discursos, la educación es el mejor instrumento para el desarrollo del país, y dentro de la educación, la preescolar sería la encargada de sentar las bases para que el resto de la formación fuera realmente aprovechada por las personas. Tiene su sentido, sobre todo emocional y algo de lógica, aunque para los efectos que se pretende, a lo mejor no es la mejor opción para la inversión de los recursos públicos.

Ya ve lo que dicen, con cierta razón, de que los mexicanos en muchos asuntos tenemos fama de atrasados, que nosotros apenas vamos, cuando los otros ya vienen de regreso, y rejegos como somos a aprender en cabeza ajena, desaprovechamos la experiencia que nos pueda ofrecer o proporcionar lo sucedido en otros países donde también tenían las mismas buenas intenciones, pero que con dinero o sin él, comenzaron antes que nosotros.

En los últimos cinco años ha sido notorio, principalmente en los Estados Unidos, aunque lo mismo se confirma en algunos países integrantes de la Unión Europea, que la exposición a uno o varios años de preescolar realmente no significa mayores cambios para mejor en el rendimiento de los alumnos que se incorporan a la educación escolar. Como siempre en los estudios relativos a la educación, hay que dejar pasar varios años para poder ver los efectos de una nueva práctica, y es el caso que tuvieron que pasar algo así como diez años para ver si el gran impulso que los sistemas educativos estatales en el país vecino habían redundado en lo que se esperaba de ellos, siendo una verdadera sorpresa que no, que pese a las horas pasadas en el jardín de infantes, a la exposición a materiales educativos costosos, a maestros entrenados y otras bondades de la inversión, tanto si habían ido al kínder como si se habían quedado en casa, los niños tenían un rendimiento equivalente… o incluso uno menor los que sí habían asistido arropados en la esperanza de sus papás y de los políticos de que serían los nuevos ingenieros de la NASA.

Luego de investigaciones de emergencia, y no exageramos en esto, porque había muchas inversiones adicionales que se pretendían hacer en juego, y de consultar sobre todo con los profesores que recibían a los niños, se llegó a una primera conclusión trascendental, que sí, la educación preescolar es muy importante, pero no más que las demás posteriores, y que la verdadera influencia que determina el éxito en los estudios y en la vida laboral y social es la que se da en las primeras semanas y meses de vida, lo del uniforme blanco con zapatitos blancos y babero con el escudito del kínder es ultimadamente irrelevante. El problema para los políticos y las autoridades de los Estados Unidos y para las de acá, es que ni hay la infraestructura suficiente, ni el personal calificado, ni el dinero para enfrentar la construcción y contratación, ni prácticamente nada.

En ocho países de Europa el ECEC, Early Childhood Education and Care, es un programa obligatorio para todos los niños que nacen, en otros tantos hay ya pasos firmes para establecer legislación para que igual, a partir de que se acaba la licencia de maternidad, en ese momento puedan los bebés ingresar a instituciones a recibir lo que se ha determinado como el cuidado mínimo adecuado y la formación debida, nada de programitas de moda de estimulación temprana ni otras vaciladas. Además, estos programas no son gratuitos… pero sí de bajo costo, y lo que es gratis es la educación preescolar, a la que se incorporan ya con la capacidad para aprovecharla. Las referencias puede encontrarlas en  http://eacea.ec.europa.eu/education/eurydice./documents/key_data_series/166EN.pdf y  https://www.brookings.edu/blog/education-plus-development/2017/08/21/brain-matter-matters-should-we-intervene-well-before-preschool/?utm_campaign=Global%20Economy%20and%20Development&utm_source=hs_email&utm_medium=email&utm_content=55491731, importa porque es demasiado el gasto que en nuestro país se hace en educación, educación que en otros países se ha demostrado que no sirve, y que nuestros gobernantes insisten en imponer.

Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila.

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